La modernización y la competitividad Industrial.
El Consejo sobre Comercio e Inversión de Estados Unidos y República Dominicana se reunió en octubre de 2002 para analizar la profundización de las relaciones comerciales y la posible adhesión de la República Dominicana a las negociaciones del acuerdo CAFTA. En noviembre de 2003, a unos cuantos meses de que concluyera el proceso de negociaciones de CAFTA, los Estados Unidos anunciaron la eventual incorporación de la República Dominicana al proceso. El 12 de enero de 2004, los Estados Unidos y la República Dominicana iniciaron formalmente la primera de tres rondas de negociaciones. Las negociaciones concluyeron el 15 de marzo de 2004, habiéndose publicado el borrador del texto del acuerdo para la República Dominicana el 9 de abril del mismo año. Los países centroamericanos y la República Dominicana, quienes ya contaban con un tratado de libre comercio firmado en 1998, continuaron negociando algunos temas. El tratado de libre comercio República Dominicana-Centroamérica-Estados Unidos (CAFTA-DR, por sus siglas en inglés) se firmó el 5 de agosto de 2004 en Washington, D.C. El texto final del acuerdo se hizo público el mismo día.
En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe ha habido un fuerte resurgimiento del interés en el desarrollo de programas de competitividad industrial a partir de comienzos de los años noventa. Este interés ha sido el resultado tanto de las limitaciones que presenta el actual patrón de desarrollo económico y de industrialización como de una maduración de las perspectivas con las que los distintos países encaran las acciones promocionales en contextos de economías abiertas al mercado mundial, en las que aplicar políticas macroeconómicas responsables es considerado como inevitable y deseable. Detrás de este interés generalizado existen realidades nacionales que determinan variaciones importantes en cómo los distintos países encaran el tema del aumento de la capacidad competitiva de sus sectores industriales en el mercado mundial. Mientras algunos han elaborado y puesto en marcha programas formales de política industrial.
El Tratado de Libre Comercio suscrito por los países centroamericanos con República Dominicana, fue la primera experiencia de negociación conjunta de los cinco países llevada a cabo a feliz término. El Tratado fue suscrito por los seis países el 16 de abril de 1998. Un protocolo complementario se suscribió entre República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Costa Rica el 29 de noviembre de 1998 y las adhesiones de Honduras y Nicaragua se produjeron el 4 de febrero de 2000 y el 12 de marzo del mismo año, respectivamente. El Tratado ha sido ratificado por las Asambleas Legislativas de Costa Rica, El Salvador y Guatemala, estando pendiente su ratificación por República Dominicana para que cobre plena vigencia.
La aprobación de la Ley No.392-07, que crea El Centro de Desarrollo y Competitividad Industrial PROINDUSTRIA, de fecha 4 de diciembre del 2007, sustituyendo la ley 288 del 30 de junio del 1966 que creó la Corporación de Fomento Industrial (CFI). PROINDUSTRIA ha adquirido un rol más relevante, en el impulso al desarrollo competitivo de la industria manufacturera nacional a través del estímulo a los sectores productivos de la economía para la creación de nuevas industrias, parques y distritos industriales.
Por estos motivos, entre otros, los industriales promueven la aprobación de una Ley de Competitividad Industrial. En otros países, tales como España (Ley 21 de 1992 del 16 de Julio de Industria) aprueban estas leyes para que el Estado adopte los programas que favorezcan la expansión el desarrollo, la modernización y la competitividad de la actividad industrial, mejorando el nivel tecnológico de las empresas y promueven, además, una adecuada financiación a la industria, con énfasis en las empresas pequeña y de mediana dimensión.
Estos programas Se dirigen a apoyar las bases sobre las que se sustenta el desarrollo de ventajas competitivas, esto es a través de mejorar la infraestructura de soporte a la modernización industrial, así como de los servicios de apoyo a la competitividad, tanto a nivel estatal como privado. A través de su desarrollo se busca fomentar las condiciones para la armonización y coordinación de los Sistemas Nacionales de Calidad de los países de Centroamérica, con el fin de favorecer la competitividad del sector industrial tanto en el mercado regional como en el internacional.
La mayoría de los proyectos promueven la creación de los clusters o grupos de empresas pequeñas o medianas, organizados por zonas que contribuyen y colaboran entre si para poder frenar la fuerza productiva de empresas extranjeras grandes y poder competir. Otros comentan que los clusters no son la solución.
El Proyecto de competitividad básicamente promueve la creación de unos nuevos incentivos para las empresas que se registren en el organismo a crear y, promueve la creación de clusters empresariales.
Por otra parte, el Gobierno ha presentado un Plan Sistémico de Competitividad para evitar el colapso de la industria nacional y, es que ciertamente la industria nacional debe ser rescatada. No solamente los altos costos, la creación de nuevos impuestos, sino la disminución en la rentabilidad, no permiten la modernización y la preparación técnica de los empleados, compra de equipos y todo lo que se requiere para competir.
Estas iniciativas de los sectores que las promueven aprueben leyes implementadles y, que en lugar de restringir mas el crecimiento de las empresas, ayuden a su desarrollo.